La comunicación, una herramienta ante la crisis regional

Tal como señalan desde la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Latinoamérica y el Caribe ha sido la región más afectada por el Covid-19 en términos económicos y sociales. La comunicación puede ser una herramienta ante la crisis.

Esta difícil realidad se ve reflejada en la actualidad de los diversos países, donde la crisis sanitaria profundizó los problemas estructurales previos generando graves consecuencias. Paros, cortes y protestas se extienden por la región. El golpe de la segunda ola vuelve a generar restricciones que nuevamente limitan el despegue de la actividad económica.

Ante un contexto de estas características, mencionar el rol de la comunicación puede parecer superficial o, al menos, insuficiente. En este escenario podemos valorar en toda su dimensión la importancia y el alcance que la comunicación tiene en nuestra vida y en nuestro trabajo.

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Con el fin de rescatar aprendizajes de lo sucedido, podemos señalar que existe una gran diferencia entre comunicar miedo y responsabilidad, a la hora de buscar generar conciencia y distanciamiento social para evitar la propagación del virus.

El miedo funcionó inicialmente, pero con el correr del tiempo se terminó por naturalizar y dejó de motivar los cuidados de las personas. En cambio, cultivar el sentido de la responsabilidad hacia el otro hubiera sido un camino más sostenible.

Podría haber sido más productivo poner el foco en entender que, siendo responsables, no solo cuidamos la salud de los demás y la nuestra. También estamos protegiendo la continuidad de las actividades económicas y todo lo que esto representa.

Desde luego que con el “diario del lunes” todo es más fácil, pero la responsabilidad es el mejor camino ante tanta incertidumbre.

Otro aspecto donde la comunicación es crucial en el ámbito laboral. Se relaciona con la capacidad de brindar previsibilidad ante contextos inciertos como el actual.

Comunicar mejor

Comunicar mejor, siendo más claros y rápidos en nuestras respuestas, nos va a permitir sin duda reducir el nivel de incertidumbre. Sea cuál sea nuestro rubro, seguramente nos vimos afectados por los cambios repentinos de la demanda, por cierres imprevistos, por problemas con clientes o proveedores. Todos sentimos en alguna medida las consecuencias de esta situación. Por eso, esforzarnos en mejorar la comunicación con quienes interactuamos habitualmente resulta vital.

Notificar rápidamente cualquier imprevisto, compartir información del negocio con colaboradores, clientes y proveedores, y ser precisos al comunicar, nos va a permitir contar con mayor agilidad y flexibilidad para sortear imprevistos y mantener al sistema en movimiento.

La capacidad de generar empatía es otro aspecto de gran valor en estos tiempos. Muchos están pasando momentos difíciles y eso sin duda afecta tanto su desempeño como su comunicación. Siendo conscientes de esto, sería de gran utilidad esforzarnos más de lo habitual a la hora de ponernos en el lugar del otro y, a partir de ahí, ser más pacientes y comprensivos a la hora de comunicar. El contexto seguirá siendo difícil, pero ser empáticos con los demás nos va a facilitar el camino hacia el logro de nuestros objetivos.

Comunicación interna

Quizás, lo más importante tiene que ver con nuestra comunicación interna, la conversación con nosotros mismos. Las buenas prácticas aquí propuestas no lograrán evitarnos disgustos y frustraciones ante una situación inédita, excepcional y ya muy extendida en el tiempo. En este punto, puede ser útil no olvidar nunca el contexto general ante cualquier problemática puntual. Así como contemplar que también padecemos restricciones a nivel personal, por lo que es necesario ser empáticos con nosotros mismos.

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Artículo publicado originalmente el 9 de junio de 2021 en El Economista

 

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